viernes, 31 de diciembre de 2010

Nada se compara con esto [New year♥]


¿Por qué me tienen que salir estas lágrimas justo en año nuevo? ¡Chillona! Alcanzó a gritar con los dientes cascabeleándome.

Si estoy en lo correcto te preguntaras como llegué a esto, si regreso un poco atrás, hace unas semanas exactamente, mi padrastro planeó una salida justo en nochebuena con destino a Aspen. Todo debido a su muy humilde opinión de que disfrutaríamos una velada. Y sobretodo admiraríamos la libre caída de los hermosos copos de nieve.


Aunque ¿verdad que todavía no entiendes por qué estoy sola en medio del bosque a punto del crepúsculo? Correcto, te explico.

Mi media hermana es una modelo de revista; yo todo lo contrario, por supuesto que me puedes imaginar soy de las personas que tienen un blog donde cuelga todas sus fantasías y escribe tonterías y come sin parar junto a la computadora, además de que se carcajea debajo de las sabanas en la noche cuando un personaje de los blogs que sigue dice algo chistoso; justo ahí crece la semilla de mi ridícula vida. He comenzado a creer que tengo problemas de autoestima. También a cada paso que doy entre la nieve me maldigo.

Bueno, volviendo al tema principal hace un rato esa cosa llamada “hermana” me retó a ir a la colina más alta, y bajar por ella; yo en una tabla de snowboard y ella con sus respectivos esquís. Me di cuenta que era demasiado tarde retractarme a la mitad, por lo que llegue hasta el punto final. Y estando allí viendo la terrible altura… me aventó sin que yo estuviera preparada.

Rodé y rodé, en serio que lo hice y ahora estoy perdida en un lugar desolado. No obstantes hay miles de árboles transformados por el invierno, para colmo está oscureciendo.

Suelto un suspiro, el tiempo fluye de prisa, los rayos de la luna están capturando la fría atmosfera. Veo una cabaña cerca de aquí con una luz encendida, corro torpemente ya que le temo a los búhos y acabo de escuchar un ruido espantoso.

Me voy acercando mientras que a alguien se le ocurrió apagar las luces de la cabaña. Toco la puerta como si mi vida dependiese de aquello, por lo que me desesperó cada vez más; giro puesto que escuchó un rugido. Jamás tuve una experiencia así, no lo creo y menos lo asimilo: cerca hay un animal rugiendo, temo que se trate de un lobo feroz.

“¡Ábranme!” grito dando manotazos a la puerta,  no obstante dura poco.

Alguien asoma una mano con ademan de que pasara, le sigo inmediatamente y comprendo que estoy a la deriva.
Dentro solo encuentro obscuridad pero también una horrible sensación de que alguien que me observa. Debo estar mal, solo hay maniquís sin cabeza, algunos llevan consigo ropa de diseñador, lo sé porque repetidas ocasiones mi hermana me reprochaba mi ignorancia al no diferenciar entre Juicy couture, Coach poppy y Touse.

Al final de mis adivinanzas por saber que marca era cada atuendo me doy media vuelta. Oí una risita tediosa. Veo un aislado maniquí el cual es singular por ser hombre, él también se diferencia del montón por llevar ropa desde un sombrero en la cabeza hasta zapatos en los pies, pero sobretodo por tener cabeza. Aunque sea de plástico podría ser el chico ideal de cualquiera, inclusive yo.

No está sonriendo, tiene una expresión de disgusto, “si fueras real serías el hombre al cual defendería con uñas y dientes, ¿por qué no sonríes guapetón?” digo tocando sus duros labios. Mi un segundo queda cuando se me corta la respiración ya que una de sus manos me acarician las mejillas.

“Tú no eres nada de bonita, si fueras un maniquí de seguro no serías la chica que protegería…” habla como si fuera humano, yo me sorprendo y me repito que esto no es verdadero. Tengo que estar soñando.

Me arranco un cabello, me pellizco los brazos, hago circo, teatro y maroma para confirmar que es VERDAD.

“… Pero ¿sabes algo? Eres diferente a todas las muñecas con las que he estado y hace dos temporadas que no salgo al mundo real” continúa, su sonrisa es tan impactante que no sé qué debería contestarle. ¡Ahora menos! me toca a frente y refunfuña como gato.

“Estás muy fría, casi pareces vampiro” esto me recuerda que detesto a los chicos como él, bueno realmente creía que era un tipo inofensivo pero luego de ver como se está quitando prenda por prenda. Decido mirar a otro lado tratando de controlar mi pulso.

“¡Eres un pervertido!” digo tapándome los ojos.

Alcanzo a notar cada parte de su abdomen y no parece real, se ve como un Ken. No resisto y me le acerco con fin de tocarlo, y antes de que mi dedo lo logré me detiene y me cubre la espalda con su chaqueta. Creo en sonrojarme.

¿Te digo que pasa después? Me llama pervertida, hace que me de media vuelta. Esta burlándose de mí, al final él queda detrás de mí. Estoy por partir aunque no sepa a donde cuando él me tira por la cintura y hasta logra poner su cabeza en mi hombro derecho.

“No te vayas. He estado tan solo”  dice con las palabras más sinceras que jamás he escuchado antes.

“Entonces, ¿eres de verdad?” Este asiente. “Podemos salir, vine aquí porque pensé que un lobo me seguía. Si salimos puedes agarrar tu camino”

“Creo que no lo entiende, yo quiero conocer el mundo contigo”

“¿Por qué querrías algo como eso?”

“Las personas con el peor físico tienen el mejor interior, lo he comprobada cada vez que despierto” me dice quitándole una blusa rosa a un maniquí y poniéndosela.

“Bien, estoy loca por hacer esto pero al final será un año diferente. Lo veo venir” le digo  “Pero está prohibido tocar mi Nutella ¿vale?” tendí mi mano como una broma amarga, él la acepta. 

COMENTARIOS PERSONALES: Esta ideo surgió hace unos años (esto lo estoy escribiendo en noviembre de 2012) cuando en víspera de navidad visité junto a mi familia una tienda deparmental y no sé porque me le quede viendo a los maniquís. Además recordé una novela mexicana creo que se llamaba carrusel o algo así.

Lo que he dicho es deuda




Propósitos del blog en este año nuevo [algún día esto será más viejo que yo misma]

• Tener dos (o más)comentarios por entrada (:
• Cambiar cada mes el look del blog
• Publicar por lo menos una vez a la semana
• Tener una colaboradora en el blog
• Terminar una o más de mis historias
• No subir el capitulo en cuanto lo termino
• Corregir faltas y horrores de ortografía
• Específicamente sacarte una sonrisa como lectora…

jueves, 16 de diciembre de 2010

I'm so sorry but I love you, I just can't lie


Lo siento tanto pero te amo, no puedo mentir.


Lo siento pero hoy quiero verte por última vez, si todavía me quieres en tu corazón te abrazaré como el día en que éramos felices.

Voy a toda velocidad en medio de este túnel que parece interminable. No estoy seguro al lugar que me llevará. Es que tan solo me importa escapar de toda realidad. ¿Acaso ésta moto no debería ser más veloz? logró pensar mientras dejo atrás a varios automóviles.
No alcanzo a concebir nada, “¿Por qué lo tuviste que hacer?¿Por qué tú a quién tanto amé?” pienso mientras se retuerce todo mi ser, y aceleró aún más.
Antes de que agarrara mi moto para distraerme, ella decidió reportarse luego de su abandono. Por lo menos recordó un rastro de mí. Aunque estaba tranquilo porque se hallaba segura, luego de que me hubiese dejado.

Suspiré largamente por nuevamente escuchar su voz, y sin más repitió “lo siento por herirte” y otras palabras que por supuesto eran mentiras. Por lo que le seguí la corriente en su jueguito.

Pero supe que ella sabía que no estaba siendo serio con sus disculpas, entonces ella sollozó para finalmente colgar. Sentí una rabia tremenda que dio velo a que destruyera el teléfono. Aventé las pocas cosas que teníamos y lo único que me quedo de ella lo lleve conmigo: una vieja fotografía.
No puedo estar sentado ¡o simplemente parado!, ya es de noche hace frío y por tonto que parezca quisiera saber si ella está lo suficiente abrigada.

Me muevo por todos lados todavía en mi motocicleta después de recordar el porqué estaba aquí dando vueltas a lo tonto. No es la forma correcta de desahogarme. Así que decido regresar a casa.


Al entra me quito la chamarra, agarro una cerveza helada del refrigerador. En ese momento suena mi celular “¿Diga?” respondo con un poco de cerveza en la boca, nadie contesta, no oigo nada, podría ser ese ruidito el viento de la otra línea, suspiro fuertemente ya que no estaba para esas tonterías. Finalizo la llamada.



Es otro día; espero dejar todo por la paz y dejar que ella sea muy feliz, sin embargo es una casualidad el que vea el número del bromista y me encuentro con que era el número de ella.

Veo rápidamente la única foto que tengo suya. Allí  se le ve sonriendo enfrente de una iglesia, “yo conozco ese lugar” fue donde nos conocimos, ella debía estar ahí.

De vuelta a mi moto a toda velocidad. No sé que le sucedía pero por lo menos ocupaba que me hablara frente a frente, eso era todo.


Recuerdo que la primera vez que la vi fue en ese lugar, justo en una playa muy cercad de la iglesia donde fue tomada la foto.  Años atrás fui por un capricho, un impulso por ver el atardecer. Y un gusto culposo pues yo no soy de esa clase de chicos que seguían su corazón. Observé cómo se iba yendo poco a poco el sol, acostado en la arena pero sentí su fuerte mirada. Sin girarme a verla le cuestioné “¿Qué me miras?”, ella me respondió con sarcasmo “Tu hermosa chaqueta negra” y desde que la vi se convirtió en alguien para mí.

Muy pronto ella se mudó conmigo a ese lugar donde arreglo carros, ya que ella no tenía a nadie más por eso mismo vivía en la iglesia con las monjas.

Y también viene el recuerdo de como la solía llevar a pasear en mi moto y ella se sujetaba fuertemente e incluso recargando su rostro en mi espalda. Me enfurezco más y más; regresa a mí el tiempo en que me regañaba por no llevar el casco. Siempre le respondí que ese no era mi estilo. Aunque lo que en verdad siempre le frustró fue que no dejase ni por ella las acrobacias.




Llegó a la playa en la cual nos conocimos, no hay nadie pues es despoblado el lugar y es una de las razones por las cuales me agradaba. Ahora en el cielo veo la imagen de cuando la visitábamos agarrados de las manos. Y cuando ella me soltaba por jugar a patear  las olas y yo mirándola fijamente. “Amargado” me dijo aquella vez.

Ahora no sé bien qué hacer.  Saco el celular y le llamo una y varias veces pero no contesta, entra el buzón. Paro con este asunto al darme cuenta que las campanas de la iglesia están sonando. Sin saber por qué exactamente, corro por las calles, busco en el entorno una iglesia y ahí en una gran colina veo una.

Estoy algo feliz pero vuelvo a mirar la foto y descubro que no es la misma. Gritó fuertemente mirando al cielo, estoy agitado y siento que no puedo más, al instante una señora me pregunta lo que me sucede, le pido que me diga dónde está la iglesia de la imagen, me da santo y seña de cómo llegar. Lo hago.

Estoy muy nervioso, ella tal vez esté dentro. Doy pasos intentando ser respetuoso pues ella siempre me dijo que ese lugar lo merecía. Además ella me presentó a Dios después de todo.

La monja se halla parada, no suelto ni una palabra cuando ella me dice sonriendo “Eres tú, seguro vienes a buscarla” Le respondo que sí con una sonrisa que no había tenido en mucho tiempo y sintiendo como late fuerte mi corazón.

Antes de salirse para buscarle me dice con voz cautelosa “Ella estuvo muy enferma. Sé que nunca te lo dijo aunque siempre le insistí en que lo hiciera pero qué se le pudo hacer. Fue su último deseo”

Creo no entender; pero lo hago, en serio está más claro que el agua cuando la monja regresa. Quiero llorar con todo mi ser, lo anhelo. Simplemente me arrodillo sollozando junto a sus cenizas.

“Dijo que te lo diera si algún día llegabas a preguntar por ella” Me entrega el anillo que le regalé en su pasado cumpleaños... Es lo único que me quedaba de ella, sólo puedo abrazar sus restos y decirme una y varias veces “¿Por qué tuvo que ser así?”


COMENTARIOS PERSONALES:  Espero sea de tu agrado D. (: Y les digo que la historia es tomada de un video musical. Cuando lo escuche por primera vez y luego leí la letra sinceramente lloré. Además sentí que merecía ser contada su historia

martes, 23 de noviembre de 2010

Jamás seré cenicienta : 1~


Cuando el ocaso se acercaba, las burbujas que llegarían al cielo, se destrozaron y con ellas, la niña que más deseaba ser cenicienta y la cual que esperaba a su príncipe llegando en un corcel blanco.

CAPITULO 1 "Maldita mil veces"


Podría ser yo aquella chica de apariencia atractiva que anda cogida de la mano con su novio, o esa que está en la esquina gritando a todo pulmón su rigida conversación con su padre, o por lo menos la chica de mi lado que trae una trenza en el cabello y una bolsa transparente con un pez amarillo dentro; pero no soy ninguna de ellas.

– ¡Acelera el paso! – me ordena este chico de gafas oscuras, el cual no tengo la menor idea de cómo se osa llamar; él mismo me agarra del suéter y casi logra tirarme al suelo sino fuera porque le dije con voz tenue y relajada:
– Te miran, a mi tambien.

Se quita las gafas y por primera vez en todo el recorrido lo miro, como me tiene agarrada del antebrazo estoy bastante cerca como para olerlo, por supuesto que huele bien, es de brutos no darse cuenta de su posición ecónomica con ese traje de vestir totalmente negro y esos zapatos de piel.

En fin, alguien a primera vista podria pensar que es bastante pudiente, tal vez un buen hombre, ya que, cuando lo vi antes que nada me sonrío; para después amenazarme con una pistola para que lo siguiera. Tras a ese chocante recuerdo, y todavía quietos, le pisé fuertamente uno de sus zapatos, pues no me quería quedar con las ganas asentadas.

– No me puedes hacer nada, la gente de por aquí nos observa. –le incité lentamente

Él echo un reojo a sus zapatos, me volvió a jalar por el brazo fuertemente. No sospeché que debajo de esa apariencia de hombre delicado y de brillante elgancia se encontrara tanta fuerza.

Caminamos lo suficientemente rápido, que desafortunado fue el entorno que lo cubria los vientos de otoño y estos mismos hicieron volar mi gorra tejida que llevaba en el cabello. No me permitió ir por ella, quedó muy lejos, y éste tipo insistia que lo siguiera sin saber a donde.

Afortunadamente llegamos pronto a un desolado parque, -no tenia coherencia decir lo contrario pues viviamos en un sitio desplobado- Pensé que nos sentariamos y esperariamos a alguien, en lo último no andaba tan perdida, fue en un segundo cuando una camioneta “Van” nos esperaba. Pero esta vez él no me tuvo que forzar drasticamente que lo siguiera pues algo misterioso me llamaba, sólo me jaló ligeramente.

Abrió la puerta y ni un segundo pasó cuando me encontró con la vista él hombre que iba conduciendo y su copiloto, aquel que me llevó hasta ahí ni enterado se hallaba de que aún lo seguía. Cómo el primero, ellos tenían unas miradas bastante frias, y me hicieron desesperarme como si yo misma les quisiera aventar algo para que reaccionaran de ese ser tan helado, pues no parecía que conocieran la felicidad; yo misma la conocí en la buena epoca de mi vida… y la anhelaba de vuelta.

–Estaba más que seguro que traerías a un “él”, no a una “ella”. –Apuntando a donde me encontraba, repitió con los labios fruncidos el chico de la van. –Esto traerá muchos líos, Kim.

Kim, el chico con nombre de chica y el cual me había amenazado, tomó un enorme suspiro y dio unos ligueros pasos transcurriendo de mirar la acera en donde estaba parado con las manos en los bolsillos, a verme fijamente, así consecutivamente y acercándose más. De alguna manera me intimidaba pues se atrevió a tocar algo… de mí.

–En qué momento, que no me di cuenta te creció tanto el cabello y ahora eres mujer. – recitó encajándome su pistola en mis costillas.

Está bien, yo estaba enterada que él pensaban que yo era hombre al momento de conocernos. Cuando llegó preguntando por “creepy eyes” tomé mis precauciones en el departamento, conseguí un prestamo no informado por un par de pantalones demacrados, y sin más una sueter con capucha, además del gorro para cubrirme mi cabello. Cuando me vio supuse que creía que el apodo me quedaba pequeño pues yo parecia un chico muy femenino. Y lo demás fue pan comido, realmente ya no me importaba mucho.

Por lo que dejé que Kim hiciera lo que le apeteciera, levantando las manos como si fuera un criminal que se entregó.

– Esto no es un juego –me dijo volviendo a ponerse sus gafas y torciéndome uno de mis brazos. –
– ¿Así que tú eres a quien la mayoría de las personas le huyen? –Preguntó el copiloto de la camioneta en cuanto me subí.

Comenzaron los de enfrente a atiborrarme de preguntas que no hacian más que llenar ese apodo de los comentarios alagantes cuando fui esa chica, esa que mataba a quien me pidieran a cambio de comida.

– Ya no soy nadie, ni ella ni nadie.
– Qué más da. –comentó Kim –
A pocas cosas les llegué a tener miedo cuando era una niña, alguna de ellas fue que me dijeran que no era una princesa, por tonto que se escuchaba; sin embargo aún cuando ese “terror” parecía insignificante y tontísimo, los hombres para mí no eran un terror pues yo les daba miedo.
– ¿Por qué no llora o intenta gritar? ¡Hace que todo sea tan aburrido! –comentó el conductor de la camioneta a sus compañeros viéndome por el retrovisor arqueando una ceja y exagerando sus expresiones faciales.
– ¿Bryan? –preguntó al erguirse más en el asiento el chico con nombre de chica – ¿No te hemos dicho que intentes ser por una vez el malo-malo de la película?
– ¡Ahh! Kim casi llegamos no sigas con el regaño. Pero no sería mejor ¿qué le llames? Cuando la vea se llevara un infarto.
– No es la primera vez que tratamos con mujeres.
– Si, estoy consiente de eso Kim, hasta Nick lo sabe pero hay un enorme pero…
Me interesé en lo que posiblemente pudiera decir.
– Tal vez no lo hayas notado –medio susurró el conductor de la van –Pero la mayoría de las “chicas” que tratamos referente a “nuestros asuntos” no lucen como ella.
– ¿Tienes nombre? –cuestionó el copiloto, él que no dijo ni un pio y se le ocurrió preguntar cuando estacionó Bryan -sí, así se llamaba- la camioneta.
Pude negarme a contéstale pero su voz se escuchaba más relajada, aún que insistía, había algo en los ojos de esos chicos.
– Cuando era niña me solian llamar Mariet –les hablé pretendiendo contestarle amablemente…–Pero ustedes no me pueden decir así. –…solamente que no lo logré.
– Eres igual de ridicula que todas las mujeres. – dijo alguno de esos chicos.
Tal vez parezca cenicienta pero –pensé– no crean que soy igual a las demás chicas– les repetí viendo por la ventana polarizada– yo te puedo sacar los ojos–volví a pensar

La parte más extraña de mí era que adoraba la adrenalina, mi corazón latía tan rápido que si se llegaban a quedar en completo silencio pudieran escucharlo.

Los chicos de enfrente se bajaron, Kim igual, aprendí a seguirlo no obstante éste me dijo que me quedara. Yo medio le obedecí pues no era tan obvia para ponérmele al brinco. Me preparé ya que tenía mis sospechas.

– ¡Bájate! –ordenó – Pero ponte esto primero y tapate bien la cara. –era una bufanda.

Nuevamente le seguí la corriente, antes de que otra cosa sucediera me puse la capucha del suéter. Me pregunté entre todo ¿ellos no sabían disimular ni un poco? Ahora hasta Kim lucía con finta de no ser un chico bueno. Los tres se camuflajearon con cachuchas (piragua, gorro, bonete), diferentes tipos de lentes y unas sonrisas que querían salir de las comisuras de sus labios.
Entramos al parecer a un edificio, era muy grande, debía tener varios pisos. Todo parecía estar suficientemente abandonado y yo sentía estas tres personas a cada uno de mis lados. Yo ya me había cansado encima de uno de los primeros pisos cuando el chico que me preguntó mi nombre le susurró al oído a Kim, él asintió, y para esto yo dejé de caminar, yo tenía un orgullo que tal vez me podía meter en un gran aprieto, pero ya no aguantaba todo esto.

– ¿Qué realmente quieren de mí? – les dije relajadamente y sin verlos –Si es dinero, ¡No tengo!, si es que buscan el tipo de servicios que creo ¡no los doy!, si buscan a creepy eyes ¡ya no existe! –me quité la bufanda que me dieron.
Demasiado serios y neutrales, supuse que estaban acostumbrados a ese tipo de escenas en su vida.
– Ni uno ni otro – dijo alguno de ellos, los confundía visualmente. – ¿No deberías conocer primero los detalles y después quejarte?
– Puede ser.
– Por cierto somos tres hombres contra ti.
– También puede ser –les contesté –no estoy tan segura.
– De esto es lo que hablaba Kim –dijo el mismo tipo que condujo. – ¡Drama!, de todo lo que les rodea a las mujeres.
– ¡Cállate, Bryan! Ya llegamos.
– Ahora sí bienvenida su majestad. –replicó el chico rubio que llevaba unos grandes lentes transparentes cuando abrió la puerta del departamento –Es aquí su palacio. –
– Ven conmigo – me ordenó Kim pasando de largo.
Lo ignoré completamente y me revolví en mi suéter.
– Yo que tú lo seguía, sólo nosotros sabemos lo que es capaz de hacer.
– Tú tampoco me conoces, no sabes lo que he hecho y puedo hacer.
– ¿Entonces? –manifestó agarrando sus sienes – no me obligues a tomar medidas drásticas.
Lo acompañé por su recorrido en el solitario lugar, no habia más que cobijas y mantas por todo la alfombra y muchas bolsas de plastico.
– ¿Algún problema con la limpieza? –
– Ninguno. –le respondí
– Pues bien –entreabrió la puerta que por cierto rechinaba –Pasa.

No habia nadie como creí, solamente se hallaban unas cobijas dobladas en la cama. Ni siquiera habia una ventana y eso me asustó, por desgracia era lo que pensaba. Kim alcanzó a cerrar la puerta antes de que lo detuviera. Comencé a decirle que me abriera, a pegarle fuertemente con mis puños y mis piernas a la puerta.

– Ahora si puedes quejarte –se bufó detrás de la puerta.

“Ahh ¿Cómo pudiste caer?” No hice más drama y me rendi gritando por ultima vez. Me senté a lado de la puerta recargando la cabeza en ella.



Fueron dos, tres días, semanas, seguramente exagero pero desde el día que entré cada segundo se convertia en una eternidad. Me rugian mucho las tripas, no podia dormir bien, todo daba vueltas o ¿nada sucedía?. ¿Por qué la puerta no sé abrió en ningún momento? ¿Acaso ahí me quedaría para siempre?

No habia algo coherente que me ligara con ellos.

Sin tan solo recordara a mi familia, pudiera haber algo. Desde la última fiesta a la que fui, que fue la mia, el quinto aniversario de mi nacimiento todo cambió, igual que un giro de 180 º. Ahora mismo no importa puesto que un día de aquellos o de estos tuve que cumplir diecinueve o algo por el estilo.

De algún modo tenía que salir de ahí, por las buenas, o por las malas. A pesar de que afuera no había nada ni nadie que me esperaba, yo un día encontraría mi motivo.

– ¡¿Hay alguien ahí?! –acerque el oído a la puerta pues escuché pasos. –Necesito algo de comer – me queje
– Esto no es buffet –me contestó al parecer Bryan.
– Por favor ¿lo escuchas son mis tripas que me rugen? –aunque no se oía nada

Eso fue en verdad mi último contacto con alguien, en serio pasó mucho tiempo. Ya no podia seguir aguantandome el dormir, pues mi plan era que cuando alguien entrara intentar escapar pero habia dos opciones: la primera era que adivinaron que ese era mi plan, la segunda era que tenian camara; por lo mismo no entraron nunca.

Hasta que me rendí y decidi dormir bien todo lo que no pude al inicio. Para mi sorpresa amanecia con ropa –de pura casualidad de hombre- y comida que ni probé en cuanto pestañana para despertarme; no queria morirme de hambre pero era otro mi plan.
Y sin lugar tuvo que funcionar, y lo hizo.

– ¿Oye tú? –escuché aturdida una de sus voces
– Levántate –muy obediente lo hice aunque casi no pudiera–
– Kim, ya es muy tarde– le replicó una persona
– ¡Si lo sé! –gritó histérico, agarrándome de un brazo– pero no avisaron que iban a venir, hasta hoy.
– Ella no sé ve nada bien, va a pensar que le hicimos algo, realmente malo.
– ¡¿Y no es algo malo tenerla aquí en contra de su voluntad?!
– No es por apurarlos, pero ellos ya casi están aquí –
– ¡Oh! ¡Nick, ven aquí! –le exigió Kim al rubio. –Tú eres mejor en esto que yo, haz algo.
– ¿Yo por qué? ¡Mejor Bryan!

Ellos tres empezaron una disputa de palabras que si que iban a hacer conmigo, y yo ni voz ni voto. Por lo que me escabullí corriendo lo más rápido que pudiera para bajar las escaleras, fue demasiado pronto cuando sentí que me perseguían. Antes tuve un serio problema al toparme con la puerta pues no quería cooperar, alcancé a una nada a abrirla y a estrellársela a uno de ellos en la cara.

Me faltaban unos cinco escalones para llegar abajo, tenía experiencia en el pasado, y concluía que era mucho más veloz por lo que las salté, caí por lo que se dice hincada. Y dolió bastante.

Encima del dolor que ya no relucía con lo que enfrente de mis ojos se hallaba, pudo ser en ese segundo nada; dos pares de zapatos. Los primeros eran unos negros de un hombre y los segundos ¿unas zapatillas altas rosas?, los dos en exceso elegantes.

– ¡Hola! – saludo la dueña de aquellas zapatillas
Yo me queje cuando intenté moverme para irme muy lejos de esa chica y de todos. Ésta misma mujer reaccionó dando un par de pasitos para atrás cuando gemí.
– No te has dignado a mirar quienes somos – dijo opuestamente a su compañera un hombre con una voz masculina que me dio escalofríos. –en pocas palabras deberías voltear para arriba.
Pareció que me dijeron lo contrario y me congelé viendo el piso.

Esa chica, la divise, se puso de cuclillas para poder estar casi en mi misma posición. Hacia tiempo que no miraba a alguien así, por su completa apariencia. Podía decirse que era como una barbie sin embargo una llena de elegancia en su semblante puesto que no parecía ser tan plástica. Pues lo suyo era una belleza natural y con mucho rosa de por medio, además de una cabellera brillantemente rubia.

–Mi nombre es Annabelle, y soy tu hermanastra. –dijo sonriendo y cerrando los ojos.
Sospeché que iba a reaccionar de esa forma, como todos que no se dan cuenta de quien soy. Claro, sus palabras -o tipo de confesión- no fue nada y la ignoré.
– ¿No vas a decir nada hermanito?
– ¿Qué?
– Dije que…
– …Si te escuché, pero yo no soy tu hermanito.
– ¡Ven quiero darte un abrazo!
– ¡No me toques! –me alejé de ella lo más posible todavía sentada en el piso – ¡Soy mujer! Además que no tengo familia por lo tanto, tú no eres mi hermana.
– ¿Eres una mujer? – dijo sorprendida.
– Si, y tú también por si no te diste cuenta.
– Tú eres mi hermanastra, parte de mi familia. Por lo mismo te quiero presentar a mi prometido él es Shane… ¿y tú cómo te llamas?

No me percaté de que él se encontraba allí, por lo que no quise mirarlo en un instante, así que respiré profundamente para prepararme a ver al Ken de Barbie, pero en lugar de eso me hallé con él.

– Belle, ella es Mariet – dijo él mirándome fijamente.
– Shane pero no se puede mover, ¡te dije que tus guaruras no le hicieran nada!
– Tranquila, ahorita lo soluciono –marcó un número en su celular y no tuvieron que responderlo cuando ya estaban sus tres “guaruras” –¡Bryan, ven y arregla esto! –me dijo esto, se atrevió a hacerlo. –
– ¿Qué hago con ella?
– ¿Belle?
– Quiero que vaya a la casa con nosotros.
– Hazlo Bryan, sin fallas.
– ¿Cómo me la voy a llevar si no se puede mover?
– ¿Quieres que solucione todo? –contestó molesto pero sin levantar la voz, siguió contestándole pues en la cara de Bryan había muchas dudas – Llévatela cargando o lo que se te ocurra.


Y así fue… no quiero volver a revivir esto, ¿desde cuándo pasé de ser la princesa de cuento de hadas a ser la hermanastra de cenicienta?






With Love, 주 하나님

sábado, 16 de octubre de 2010

Erase una vez nosotros #5


CAPITULO 5
Un nuevo juego: El gato y el ratón


Bien, me daré la vuelta, te dejare ir como un hombre de verdad. Me quedare en silencio detrás de ti, sin molestarte, mirándote desde lejos sin que lo sepas, para que olvides completamente mi existencia. Pero sabes bien que no estoy renunciando a ti, todo seguirá igual en mi mundo, yo soy tu chico y tú mi chica. Así que no te preocupes cuando colapses y caigas, yo volveré.
2pm♥ -I'll be back



Solté un tremendo suspiro que emergía del fondo de mi alma; agradecida por el descanso pero triste por saber que eso jamás sería eterno, ni aunque fuéramos inmortales sucedería.

Íbamos caminando entre todas las calles anticuadas de esa tal ciudad, Surrey, hablando de nada y afortunadamente siempre juntos, no podía evitar sonreírle de vez en vez, ya que quería contagiarlo, parecía una roca… una linda, por cierto.

Desde el momento en que me dio esas cosas tan cursis -¡Perdón! no podía evitar aquel oso de peluche fuera de mi desagrado, aunque tenía ojos acosadores y coquetos que me causaban gracia-. Un momento, de regreso a mi pensamiento anterior; Anne, ósea yo, dije perdón. Algo…

–Ten cuidado– espetó Peter con voz grave sujetando el cuello de mi vestido, ya que parecía irme a en medio de la calle dónde los carro no iban lentamente.
–¡Oh! Me has salvado la vida ¿Cómo puedo recompensarte buen hombre? –comenté andando de reversa para verlo directo a la cara, pero éste miraba a otros lados, concluí que era tímido.
–Simplemente camina por una línea recta imaginaria – otra vez me jaló, antes de que tropezara con una ancianita en silla de ruedas, esta vez sentí la llamada vergüenza.
–¿A dónde vamos? – le pregunté viendo que aumentaba la velocidad en el paso, y observando como traía Zoey mis regalos.
–A casa– finalmente me miró, aunque fuera de reojo.
–Bueno, ha sido bonito el rencuentro, Peter. –moví mis manos de un lado al otro, hasta le di un manotazo en el hombro–… Pero tengo que volver, ¿Recuerdas que vengo de América? Tengo que ir a buscar a Kevin, mi primo, y luego encontrar a mi amigo Jim, así que…
–¿Bromeas? – cuestionó el rubio tóxico de Ethan, era buena memorizando nombres.
–No– dije parándome en seco entre el tumulto.
–Ustedes bromean, ¿verdad?

Ninguno de los tres me respondía, solamente Peter se regresó desde enfrente para jalarme del codo. Ese tipo de actitud que volcaba en los hombres en definitiva no me agradaba era como si yo quedara en la nada y fuera una inútil.

–¿Quién te crees que eres? –le pregunté crispada de la rabia, ahora me sentía como un animal que en cualquier momento saltaría a cazar a su enemigo.
–¿Y tú piensas que me gusta tratarte así? –susurraba él sin perder la calma, cuando volví a darme cuenta de lo frío de sus palabras que no encajaba con la suave mirada que me daba, me tranquilicé.

Yo pensé que ya nada nos unía, por tal, me quité el collar que supuestamente era de su bisabuelo, que logré conservar todos estos meses, así que al final tomé su mano y lo puse en ella.

–Debe estar en el lugar que pertenece, siempre fue tuyo, no mío. –le dije
–A ti te gustan los juegos. –cambió repentinamente de tema todavía con el collar en la mano.

Sorprendiéndome de nuevo, puso velozmente sus dos brazos un poco más abajo de mis hombros, si alguien miraba de una diferente perspectiva pereciera un abrazo, aunque no lo era. Recargó su cabeza en mi hombro delicadamente, desde otra nueva perspectiva parecía que me decía cosas lindas al oído ¿por qué? Pues yo sonreía como una tonta, no solía pasarme ese tipo de cosas y lo peor fue mi reacción, se me ocurrió poner mi mano en su cabeza para acariciar su suave cabello.

Suspiré para poder continuar a decirle con voz clara: “Si”.

–Eres un ratón– me apretó demasiado a él, supuse que sabía que iba a reventar hasta enloquecer.

Era tanta la presión que tenía, que casi no respiraba, y lo que le decía salía muy débilmente de mi boca. Quería golpearlo, por primera vez en mucho tiempo de tener autocontrol, pero me apretaba hacía él y eso no me gustaba.

–¡Suéltame! –alcancé a gritarle.

Yo tenía el rostro junto a su pecho, y hasta donde entendía a algunas personas darían lo que fuera por estar así cursimente con su pareja, pero para mí esto era una prisión.

Fue entonces que me di cuenta que había dejado de apretarme un poco, ya que quitó uno de sus brazos y después a éste se le ocurrió verme, así que sintiendo su mirada quise verlo, ya que él era más alto que yo, me iba a sentir ridícula si me ponía de puntitas para observarlo mejor.

Me percaté de que ya no percibía mis pies en el suelo, además de que lo miraba frente a frente por primera vez, pues Peter me levantó.

–Sé que te llamas Annette–repitió por primera vez diciendo mi nombre, por supuesto que me quedé estática debido a que mi horrible nombre pronunciado por Peter se escuchaba mucho mejor –No he terminado, lo que quería decirte antes que te pusieras histérica es que tú eres el ratón y alguien más el gato ¿acaso no conoces el juego del gato y el ratón?

No le respondí con palabras sino con ademanes que por supuesto que no.

–Tú sólo vete, yo algún día regresaré y me encontraras otra vez. –pronunció sin gota de que hubiera algo más que la oración.
–¿Y qué se supone que debo hacer yo por mientras?
–Sólo prométeme que será así.
–Creo que… lo prometo. –fue cuando me bajó y me dio espacio, pero en aquel entonces, ya no lo quería.
–¿Cómo puedo estar tan segura que vas a volver?
–Sino sucede, tú vas a volver a mí, por eso te digo que te vayas. Yo, Peter estoy seguro de que sucederá.

Por supuesto que no me quedó nada de claro lo que dijo pero aún así fingí que comprendía lo que decía, pues pasara lo que pasara él no significaba nada o eso creía.

–No lo entiendes ¿ó sí? –Respiró una ventisca helada que pasaba –Pienso que así confiaras en lo que te digo, vendré a que me devuelvas esto. –

Sin equivocarme de lo que acontecía, lo que me dio fue un beso en la frente. Ahora estaba segura de que regresaría. No obstante, ahora tenía un poco de miedo y no sabia porqué.

–¡Pet! ¿Qué crees que haces? –llegó gritando Zoey y asustando a un par de perros que andaban por allí.

Creía que no le gustaba nada de aquello que pasó entre nosotros, debido a que tiró todas mis cosas, bueno, descubrí que mi miedo era por su presencia tan fantasmal; esos ojos no los olvidaría pues los mostró cuando aplastó las flores que Peter me regaló y destruyó el oso de peluche con sus manos.

–Eso no debió de suceder Peter, y lo sabes–comentó demasiado tranquilo, Ethan poniendo una mano en la cintura de Zoey..
–¡Ella no! – siguió gritando la rubia

Cuando pensé que algo horripilante me haría, el tiempo fluyó repentinamente… volvió a salirme ese ruidito de mi pecho al momento de escuchar ese golpe que me punzaba en los oídos ya que Peter le dio un manotazo a Zoey, la que pensaba era su amiga, o algo más.

Ethan en lugar de verle a él de mala manera, lo hizo conmigo y se acercó a decirme:

–Desde este momento, Zoey, Peter y yo, no hemos existido en tu vida, nunca nos has visto.

Para entonces ya me había desconectado de la realidad, los rubios se fueron y tuve la sensación de que los volvería a ver, a pesar de hallarme con palabras contradictorias entre Ethan y Peter. Decidí crearme una propia conjetura al respecto.

–Anne –nuevamente me impresionó la forma en que pronunciaba mi nombre–No te diría tan seguro que te fueras sino sabría que nos volveremos a ver, recuerda que cuando te caigas, yo en ese entonces volveré, será lo mismo.

–Gracias–

Él por fin sacó una sonrisa, a pesar de que se notaba triste. Para finalizar la despedida me tomó rápidamente de la mano y la besó.

Cómo siempre al final de tan buenos momentos llegó la dura verdad, yo me encontraba sola en este mundo, y en verdad lo estaba.

Volví a la estación de tren esperando tropezarme con Kevin, eso jamás sucedió. Me vi en la necesidad de ir a buscar a Jim pero el supuesto lugar de la convención no existía, en su lugar se plantó un almacén de comida enlatada. Bueno, no me quedaba más que ir de regreso a Surrey con Daniel y mi “familia”.

Arribé bastante cansada y con muchísimas ganas de dormir, no paraba de pensar en lo que tuve que pasar desde que conocí a los Rutherford. Toda la casa de Luke y Miranda Witt (que en paz descansara), se hallaba oscura sin una luz prendida, la puerta estaba cerrada y toqué el timbre, no una sino varias veces pero nadie salió. Empecé a desesperarme, sin embargo el traer un vestido no me importó e intenté meterme a la casa por alguna ventana. Escalé por donde pude y al final no logré nada; todas estaban herméticamente cerradas o algo por el estilo, sólo gané que me salieran callos en las manos.

Me dio tanto sueño, que no pude más y recargué mi cabeza en la puerta delantera, y aún con el frío me dormí. Vaya noche que pasé. Desperté gracias a algo pegajoso que advertí en mi rostro. La toqué y me di cuenta que era baba, pues un perro andaba por allí.

–¡Hermione! ¡Deja de mear a Anne!
–¡¿Qué?! –me levanté escupiendo
–No es cierto –se rió la dueña de la perra –Lo hice para que te despertaras, soy Ellen, mucho gusto. –me tendió la mano

Le acepté la mano a la pelirroja, ella parecía ser amable.

–¿Tú debes ser Anne, no? –
–¿Cómo lo sabes?
–Surrey es tan pequeño que te aseguró que todos saben todo de ti, como tu peso, tu estatura y tu estado civil. –la observé con un tipo de ojos cuadrados– Mal chiste, no tanta información. ¿Qué haces aquí? Según tenía entendido Marvin y los otros regresaron de vuelta a América
–¿Qué dices?
–¿No sabías? –cuestionó insegura.
–No, anoche llegué y nadie me abrió la puerta pero no creo que sea así.
–Luke, como creo que sabes volvió a su puesto en la armada, por lo tanto no podía cuidar a su hijo y decidió enviar a Michael a un internado, no había quien lo cuidara o eso creyó él, pero en fin el punto es que no hay nadie, pensé que tú… bueno, mejor no lo digo.
–Gracias –dije tristemente con un nudo en la garganta y quise salir corriendo, pero alguien me detuvo en ese instante, ¿por qué esas cosas me pasaban?
–¡Hey, Anne! –me dijo el tipo –Soy Josh

Le sonreí forzadamente y quería otra vez intentas correr pero me frenó reiteradamente de hazaña.

–Creo que no tienes a dónde ir, aunque suene cruel y despiadado.
–Si, lo sé.
–Puedes acompañarnos, a mí y a Josh.

Él se veía de la edad de Kevin y ella un poco mayor, pero parecían agradables, pues no eran tipo Edgar, George o Brigitte que andan siempre con fachas estrafalarias sino más deportivos y me daban confianza.

Ni siquiera aprecié nada, solamente quería estar lejos de ellos, pero mi razón me decía que ellos no tenían malas intenciones. Me dieron paso a una casa que no estaba muy lejos del instituto en el que estudié un año. Creo que la casa era de Ellen, en cuánto entramos, me senté en el sofá.

–¿Y cómo ha estado Kevin? –preguntó la chica de ojos verdes, muy bonitos según yo. –Ya no se ve tan mal.
–Te acuerdas de pequeños, cómo estaba de amargado –comentó Josh junto a su… no sé que era Ellen de él, y con la boca llena de galletas de animalitos.
–Sabes perfectamente que de niño lo molestaban, por su peso. Y por lo de…
–¿Ustedes conocen a Kevin?
–Diría que bastante bien –se rió levemente– Él es mi hermano menor, y por lo que oigo estoy segurísima que no te habló de mí ni siquiera el día en que nos vimos.
–¿Eh? –le contesté.
–La noche en que se metieron a la mansión Winfrey, yo era aquella chica que te salvó de Kevin, ya sabes alguien llamó a la policía que se andaban metiendo a ese lugar, mi papá me avisó y mejor fui a decirles antes de que otra cosa sucediera.
–Increíble, creo que aquí soy la persona que salgo sobrando en todo.
–Si te sirve de algo, yo también he pasado por cosas malas. No te tienes que ir, no hay un lugar al que vayas, es mejor que te quedes aquí.
–Puedes quedarte–Dijo Josh, yo lo miré algo confundida.
–¡Ah! Ellen es mi prima, yo vivo también aquí.
–En realidad no somos nada, pero eso es otro cuento. –dijo mientras se ponía un delantal de cocina –¿Vienes?
–¿A dónde van?
–A trabajar, mi papá es dueño de un local de comida, además de ser el sub jefe de la estación de policía de la ciudad.
–Creo que no tengo opción, así que vamos.

Ni siquiera había dado un paso afuera cuando Josh me dijo que no estuviera triste, que todo iba a estar bien mientras tocaba mis hombros.

El restaurante, estaba bastante retirado de la hermosa casa de Ellen, se me a figuraba a la de Blancanieves, como la imaginé. Pues quedaba a la descripción de aquella.

El lugar estaba cerrado pero cuando entramos, me ofrecí a ayudarles en lo que fuera, ellos amablemente dijeron que podía ser la mesera, sólo por ese día. Las personas rápido llegaron y comencé a hacer mi trabajo.

En general iba bien hasta el momento en que entraron George, Edgar y Brigitte, de cualquier manera tenia que atenderlos pues no había nadie más.

–¡Hola! –Llegué diciéndoles –¿Cómo han estado, chicos?
–Quiero un vaso con agua al tiempo, y tráenos rápido el menú. –ordenó fríamente sin verme a los ojos mi supuesta amiga Brigitte.
–Ey mesera, no te tomes atribuciones que no te corresponden, solo eres eso. –dijo Edgar–¿Verdad, Brigitte?
–Si como digas.
–¡Apúrate! Tengo mucha hambre
–Ni siquiera has pedido algo –me defendí contra George después de todo lo que me había hecho.
–George, deja de enfadar si no quieres la puerta es muy grande para que salgas por ella.
–Ya, Joshy poshyi, creo que tuve que soportar mucho tiempo a Ellencita con su onda rara, ahora por favor solamente queremos que nos dejen de rugir las tripas.

Josh, Ellen y yo suspiramos profundamente.

Está bien me sentí muy dolida no solo por su actitud, sino por miles de situaciones que se amontonaron oprimiendo a mi corazón sin dejarlo un segundo descansar. Y por algo tan extraño cuando pensaba en que descansar se me venia a la mente “Peter”.

Para aquel momento creía que nada tendría que ver él en mi vida, qué equivocada estaba.

No había nadie disponible que no fuera yo en ese misma noche cuando casi parecía explotar el lugar. Sonó y sonó el teléfono desesperadamente por lo que contesté a la milésima vez, tal vez exageré un poco, pero si que sonó.

–¿Diga? –contesté
–Eres tú –dijo la voz furiosa de un hombre
–Si soy yo, ¿quién más sería?
–Mi Vivi…
“¿Qué tengo que ver yo con esa Vivi?”


*Vivi, si es por ti :) lalalala*

Para mi papá que sabe que lo amó, para ti es esto :)

¿Y si digo que volví…?

¿Y si digo que volví…? Alguna vez lo dije y lo repito: el tiempo sin duda pasa a gran velocidad. No estoy precisamente segura que hay...